Nunca me olvidaría de..."El ascenso a 1ª división de la temporada 88/89" por Xisco

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Corría el final de Junio del 89, y con 14 años recién cumplidos yo acababa de terminar la EGB. Mi clase había organizado una cena de fin de curso, pero coincidió con el partido de vuelta de la promoción contra el Espanyol, que se jugaba en el desaparecido Sarriá, así que llamadme friki si queréis, pero yo preferí quedarme en casa a sufrir mientras escuchaba la retransmisión del partido por la radio (en aquella época no televisaban tanto fútbol). Perdimos 1-0, el árbitro Sánchez Arminio estuvo muy mal y escatimó 2 penaltis a favor del Mallorca. Los jugadores estaban muy cabreados e incluso el presidente Contestí llegó a decir en declaraciones a los medios: “¡Con este árbitro ya se puede!”.

En los días previos a la vuelta que Palma, sobre todo los alrededores de Es Fortí, quedó empapelado con uno adhesivos con el lema “¡A Primera División!” y la figura de un jugador celebrando un gol. Incluso, en un intento de comerles la moral a los pericos, alguien llenó el banquillo del Espanyol con esas pegatinas.

Yo no era socio, pero iba a unos cuantos partidos por temporada, así que ese no me lo podía perder por nada del mundo, y mi primo de 13 años también quiso venir. Solía ir al fondo sur, pero para ese partido solo pude conseguir entradas de fondo norte. No sé como acabamos ahí, pero nos sentamos en el muro del foso, junto a la portería. Salieron los dos equipos al terreno de juego a la vieja usanza, como a mí me gusta, es decir, primero salió el equipo visitante mientras se llevaba una sonora pitada del público, y a continuación apareció el Mallorca con una tremebunda ovación mientras sonaba el himno. Y encima, con el humo de las bengalas revoloteando por ahí.

Del partido en si no me acuerdo de mucho, solo de los dos golazos, que además pude verlos de cerca puesto que ambos se marcaron en la portería del gol norte. El primero fue un gran remate de cabeza de Miguel Ángel Nadal que se coló por la escuadra de N’Kono nada más comenzar el partido, en el minuto 3. El segundo, ya en el minuto 12 de la prórroga, fue obra del jovencito Gabi Vidal, que lanzó un tiro raso y pegadito al palo tras un gran pase en profundidad de Álvaro Cervera.

Tras finalizar el partido, no pude ir a la Font de Ses Tortugues, pues mi madre y mi tía nos vinieron a buscar, pero disfrutamos mucho en el trayecto en coche hacía casa, ya que los claxon sonaban por toda la ciudad, incluido el de mi madre, a la que no le interesa nada el fútbol, pero se contagió de mi alegría y de la del resto de la gente.